El reino

Luchando contra la intemperie de la soledad,

buscándote a puñetazos,

aislándome del fuego

y luchando por sobrevivir.

Los arañazos arrastran los edificios,

y la luna es un quebradero de cristal

que se hace añicos.

Las náuseas retuercen mis entrañas.

La herida me empapa la mano

y el sudor recorre mi frente dolorida.

El precio del poder ha sucumbido.

Ha renacido un ángel.

 

Fuente: Youtube

Autor: Olivier Arson

«El Tigre», William Blake

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Tigre, tigre, que te enciendes en luz
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?

¿En qué profundidades distantes,
en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó elevarse?
¿Qué mano osó tomar ese fuego?

¿Y qué hombro, y qué arte
pudo tejer la nervadura de tu corazón?
Y al comenzar los latidos de tu corazón,
¿qué mano terrible? ¿Qué terribles pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque?
¿Qué tremendas garras osaron
sus mortales terrores dominar?

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
y bañaron los cielos con sus lágrimas
¿sonrió al ver su obra?
¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?

Tigre, tigre, que te enciendes en luz,
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
osó idear tu terrible simetría?

Poema en inglés:

Tyger Tyger, burning bright,
In the forests of the night;
What immortal hand or eye,
Could frame thy fearful symmetry?

In what distant deeps or skies,
Burnt the fire of thine eyes?
On what wings dare he aspire?
What the hand, dare seize the fire?

And what shoulder, & what art,
Could twist the sinews of thy heart?
And when thy heart began to beat,
What dread hand? & what dread feet?

What the hammer? what the chain,
In what furnace was thy brain?
What the anvil? what dread grasp,
Dare its deadly terrors clasp!

When the stars threw down their spears
And water’d heaven with their tears:
Did he smile his work to see?
Did he who made the Lamb make thee?

Tyger Tyger burning bright,
In the forests of the night:
What immortal hand or eye,
Dare frame thy fearful symmetry?

 

«Las orquídeas», Rosa Chacel

He venido al país de las orquídeas,
esas flores del triunfo, parásitos de las mujeres elegidas.
Su polen vuela al hombro
de esas que vienen con cinturas jóvenes
y hacia sus pies la América
tiende sus manos blandas,
de ésas cuyo perfume llega al mato,
llamando a la pantera, hermana suya,
que les presta sus pieles.
.
Pero yo vine por un mar
que una mitad era de sangre
y otra, sin esperanza, quisiera ser de olvido,
y a mi llegada no acudieron
en ligeras vitrinas encintadas.
No me asaltaron al llegar: su polen
no sabía mi nombre.
.
Tampoco en manos mercenarias
llegaron a subir mis doce pisos,
tampoco se dejaron cautivar
en los mercados ni en las florerías.
Tampoco el mundo, ese artefacto
referencial, las puso
en el correo en fechas onomásticas…
.
He venido al país de las orquídeas
y hoy ya le digo adiós, yendo hacia el puerto

¡Adiós!… ¿Quién sabe cuándo?…

 

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Este poema pertenece a Rosa Chacel (1899-1994), una de las poetas de la Generación del 27 conocidas como «Las Sinsombrero». Las mujeres de esta generación fueron eclipsadas por sus compañeros masculinos, dejando atrás una estela maravillosa de poesía fresca, pura y emotiva. Hoy les hacemos un homenaje a esas mujeres olvidadas de los cánones, los manuales y nuestra literatura debido al arraigo férreo del patriarcado impuesto en nuestra sociedad.  Hoy, Rosa, te recordamos con este bello poema, demostrando que tu calidad literaria es igual o mejor que cualquier miembro masculino de la Generación del 27, y  nos quitamos el sombrero ante ti.

Lapidario

 

Me miras con la impaciencia de alguien que no espera.

-Siempre has preferido a la muerte-.

Noto tu presencia tras este viento frío que me despeina.

Tus ojos están en llamas y esta noche vas a acabar conmigo.

La ciudad es un inmenso lago vacío tras un velo de cristal.

-Siempre te ha gustado el caos que provocas-.

Tus manos me hacen estremecer como una tormenta.

Tu boca es una explosión y una tempestad que me derrumba.

Eres un ángel caído que ha venido a distraerme, y pienso arder.

-Siempre te ha gustado consumir-.

Lo supe desde el primer momento en el que te vi,

con esa mirada despiadada y la sonrisa de terciopelo.

Tú único objetivo siempre he sido yo.

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Si volvieras

Quiero dedicarte este poema

porque sé que no vas a leerlo

y soy demasiado cobarde para mostrártelo.

Te escribo desde las alturas,

en un lugar donde siendo noviembre

es casi verano

y donde el ron apenas me hace daño.

Tú estarás soportando la lluvia

que te cae en Berlín,

aquella ciudad de la que hablabas en sueños

sin recordarme a mí.

Buscando otras lunas

para hacer desaparecer el frío.

Yo sigo abrasándome.

Me pregunto si recuerdas todas las veces

que morí por ti.

Las habitaciones que dejamos cerradas,

la distancia que nos absorbía.

 Y aquella soledad.

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Supongo que no.

Ni siquiera ahora.

Ahora que es pronto todavía para olvidarnos,

pero nunca vuelves.

Ojalá volvieras.

Te esperaría.

«Ozymandias», Percy Bysshe Shelley

Conocí a un viajero de una tierra antigua
quien dijo: «dos enormes piernas pétreas, sin su tronco
se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena,
semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño
y mueca en la boca, y desdén de frío dominio,
cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones
las cuales aún sobreviven, grabadas en estos inertes objetos,
a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó.
Y en el pedestal se leen estas palabras:
«Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes:
¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!»
Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia
de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas
se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas»

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Poema en inglés;

I met a traveller from an antique land
Who said: Two vast and trunkless legs of stone
Stand in the desert. Near them, on the sand,
Half sunk, a shattered visage lies, whose frown,
And wrinkled lip, and sneer of cold command,
Tell that its sculptor well those passions read
Which yet survive, stamped on these lifeless things,
The hand that mocked them and the heart that fed.
And on the pedestal these words appear:
«My name is Ozymandias, king of kings:
Look on my works, ye Mighty, and despair!»
Nothing beside remains. Round the decay
Of that colossal wreck, boundless and bare
The lone and level sands stretch far away

 

Os dejo este vídeo donde el actor Bryan Cranston (Breaking Bad) lo lee.

Fuente: Google Imágenes