El justiciero de la ciudad
- Título original: Death Wish
- Año: 1974
- Duración: 93 min.
- País: Estados Unidos
- Dirección: Michael Winner
- Guion: Wendell Mayes
- Música: Herbie Hancock
- Reparto principal: Charles Bronson, Vincent Gardenia, Steven Keats, Hope Lange, Stuart Margolin
- Más información: IMDb, filmaffinity, ALLMOVIE
El protagonista es un ciudadano modélico que, a raíz de un asalto violento a su mujer e hija, decide tomar cartas en el asunto y acabar con los delincuentes a tiros, ya que por otros medios no consigue justicia.
Aunque la historia es bastante simple, la película derrocha cierto atractivo en su intento de representar la gran oleada de delincuencia callejera. O quizás dicho encanto reside en las numerosas pegas que contiene (¿acaso el arma tenía balas infinitas?). El personaje principal da la sensación de vivir angustiado durante todo el film; si presenta una evolución es casi imperceptible. Es esa misma angustia la que despierta su sentido de la “venganza” (aunque en ningún momento arremete contra aquellos que le arrebataron a su esposa) y la justicia, una justicia que está manchada por policías que ponen prioridad en dar caza al justiciero en lugar de salvar a los ciudadanos.
Mi puntuación:
A partir de este momento puedes hacer una de estas acciones: preparar palomitas y ver la película o leer este relato inspirado en ella y que podría contener algún que otro spoiler.
♦♦♦
Paul acababa de regresar de unas vacaciones inolvidables en una isla de ensueño con su familia cuando asesinaron a su mujer. Él se encontraba en la oficina contando anécdotas del viaje a sus compañeros de trabajo, presumiendo de las fantásticas vistas y exóticas comidas…, hasta que una llamada le borró la animada sonrisa de la cara. La señora Kersey e hija habían sido asaltadas en su propia vivienda por unos ladrones, unos ineptos ladrones, pues lo único que consiguieron llevarse fue la vida de la tan adorada esposa y madre de familia.
Paul no volvió a ser el mismo desde aquel suceso. No solo le robaron una inocente vida, sino también los buenos recuerdos vividos, las tontas e insignificantes discusiones por quién debería bajar la basura o de qué color pintar la pared del recibidor, las tranquilas horas de sueños compartidos, las casi treinta cenas de san Valentín, los jerséis navideños regalados y futuros, los cientos de paseos bajo la nieve y las estrellas, los próximos cumpleaños, el perfume favorito del Día de la Madre que tanto le gustaba a la señora Kersey y que tanto enloquecía a Paul, las noches de pasión desenfrenada…
Para la policía de la ciudad, la muerte de la señora Kersey a manos de un grupo de bandidos solo era un número más de entre los tantos expedientes sin resolver del escritorio. La tasa de crímenes se acrecentaba cada día y los altos cargos no hacían nada para detener a los malhechores que acosaban en cualquier parte a los ciudadanos que solo pedían una vida sencilla.
Al caer su hija en una profunda crisis por no poder asumir todo lo que había pasado la noche del asalto, Paul, con una disposición propia de héroes, determinó tomarse la justicia por sus propias manos. Y, a pesar de que la ciudad tenía ciertas leyes en contra de las armas y un control pésimo en el aeropuerto, se las arregló para pasar un revólver con balas indeterminadas, trayendo a la ciudad lo que todo vecino pedía a gritos: un justiciero, un señor de la noche, un guardián silencioso…
…un protector vigilante, un caballero oscuro.
(Imágenes tomadas de IMDb)
De este modo, la ciudad que nunca duerme se sentía protegida por un anónimo pistolero que acribillaba a los delincuentes en un principio por venganza, después… para rellenar cuatro entregas más.
Tal vez si los ciudadanos se hubieran sentido protegidos desde un primer momento por el cuerpo de policía, la señora Kersey seguiría con vida. Y así Paul todavía estaría hablando de sus fantásticas vacaciones en familia.